Una curiosidad.

Tengo delante de mí un calendario de mesa. Es de los que indica el año, mes, día, en rojo los domingos y fiestas, cada ocho días el cambio de luna y debajo un nombre, que dicen es el santo correspondiente. Hoy pone S. Vicente. Pues aprovecho para felicitar a los Vicentes que haya entre nosotros, si es que me lo permiten, porque en estos tiempos..... hay gente que prefiere que el santo pase de noche. Yo no, prefiero que me feliciten o por lo menos se acuerden de mí. Aunque mi santo es del todo desconocido.
Y a lo que iba. La iglesia de Colle y Llama, que tantas veces hemos y vemos retratada por la derecha, por la izquierda y hasta desde las alturas, lleva por nombre San Vicente y me surge la curiosidad. Ya sé que hoy seguramente pasa de noche, pero alguna vez ¿pasó de día? ¿Se celebró esta fiesta en tiempos más prósperos de algún modo? ¿Tuvieron oportunidad el tío Vicente y el Sr. Francisco de cantar el Gloria in excelsis Deo en la misa solemne? ¿Los chavales os poníais el vestido nuevo porque aquel día no había escuela? Y ¿subíais allá arriba espalando la nieve y pasando más frío que carracuca?
Gracias.

Algo si se debía de celebrar:
Me cuenta mi abuela muchas veces que ellos tenían pensado casarse un día como hoy hace ya 62 años, y tuvieron que retrasar la fecha un día porque los de Colle dijeron al cura (lo mas seguro que fuese D. Pedro, el de Voznuevo): "ellos pueden casarse cualquier día, y nosotros solo celebramos S. Vicente una vez al año". Así que se casaron al día siguiente.
Por cierto, caía el día de la semana igual que este año, en Sábado. ¡Que no se me olvide felicitarlos! porque no todas las parejas celebran su 62 aniversario de boda.

Pues sí se celebraba la fiesta de San Vicente en tiempos pasados. Era una fiesta atípica. De esas que ni sí, ni no. No era fiesta que decían de precepto, se consideraba laboral. Por tanto, los mineros al tajo, como si nada.
Para los labradores era otra cosa. Eran días fríos, seguramente de nieve. La cabaña parmanecía estabulada, al campo no se podía salir, como no fuera a quitar algunas zarzas o levantar aquella pared que el temporal se llevó por delante. Por eso se celebraba la fiesta de algún modo. Bueno, como se celebraba en los pueblos. Se hacía, sí, la típica hoguera el día de la víspera en lo alto de la iglesia (mirando para Colle) y se tocaban las campanas.
El día de la fiesta, hombres y mujeres y niños (que en la escuela se hacía campana), después del ordeño y dejar aviados a los animales, se ponían sus mejores galas y subían a la iglesia donde la misa era cantada como mandaba el ritual por el tío Vicente y compañía. Supongo que seguiría la visita a la cantina para tomar el vermut y la comida especial en casa con café y puro (no sé si se mataba machorra). Por la tarde los mozos organizaban el baile, bien delante de la escuela o ante la cantina de leonés que cabia más gente, por supuesto si el tiempo lo permitía; si no, al salón. A veces se contrataba una orquesta, y ya se sabía, orquesta para San Vicente, orquesta para Santa Águeda dentro de dos semanas.
Estoy hablando de los años cincuenta del siglo pasado.
Álvaro, más o menos cuando se casaron tus abuelos. Aprovecho para enviarles una cordial felicitación por su sesenta y dos aniversario. Verdad que no se hacen todos los días. Y digo yo, ¿no serían de los que cortejaron al lado del caño de Grandoso que contaba el otro?